domingo, 4 de noviembre de 2012

Cobardía a modo de salvación


Me encantaría ser más valiente y pedirte un tanto más, contarte que estoy obsesionada con tu pasión, con tus manos fuertes y con el efecto que tienen en mi. Ver tu cara tras confesarte que pienso en ti más de lo permitido, que tu recuerdo me tuerce las entrañas y enchina la piel. Que por ti lo dejaría todo, que estoy dispuesta a vivir de tu carne y tu locura durante el tiempo que nos alcance, aunque pierda lo poco que tengo, aunque nunca resulte suficiente.

Quisiera descubrir cómo y por qué me has traido hasta aquí, a este lugar en el que luchan a diario el deseo y la razón, a este tiempo en el que me importa tan poco lo que siempre he buscado y me quita tanto lo que nunca busqué…

Pues sí, tengo una lista grande de fijaciones, encabezada con tu nombre y relacionada con todo lo que representas. Con mucha ironía, esta cobardía es mi única salvación.