jueves, 9 de septiembre de 2010

Recado en el Refri

Oye...

Yo no te dejé pasar, es más, creo que ni escuché que tocaras la puerta, pero aqui estás: instalado en mi vida y en mi cotidianidad, robándome horas de pensamiento, arrancándome sonrisas y quitándome viejos pesos.

Por si no lo sabías, antes de que tu llegaras, un tornado arrasó conmigo y me dejó deshecha, en añicos, sin ganas de abrir los ojos, con el dolor más fuerte que he sentido (una especie de crujido en las entrañas, que se sube por la garganta y termina en la boca, en donde finaliza con un mal sabor).

Y un buen dia te cruzas por aquí: me regalas tres noches y dos docenas de tus simplones besos, yo te doy… realmente no sé qué te doy, pero la dosis resulta suficiente para que decidas quedarte por… no tengo idea cuánto tiempo, ¿a quién le importa eso?

Trato de no darle vueltas, me gusta lo que haces de mi, así de simple: ese cinismo inofensivo, esa maldad encantadora y esa vergüenza escasa. La paso bien, la paso muy bien contigo.

Quería escribirte esta nota, me tuve que ir a trabajar pero la dejé pegada en el refri, ojalá la alcances a ver para cuando vuelvas… solo quería que supieras que me encanta tenerte aquí.


Besos


Yo.

Publicado en La Primera Plana