Conozco ya, el límite de mi locura. Tiene
nombre y apellido. Tiene silencios y ausencias, los ojos claros y las manos grandes, poco pelo y espalda ancha.
Me jugaría todo lo que tengo y todo lo que
soy. Apostaría todos mis sueños a su número. Me iría de aquí, me escaparía muy
lejos. Me cambiaría el nombre, me cortaría el pelo. Transformaría mis ritmos.
Le regalaría mi espacio. Pintaría de otro color este camino.
¿Por qué no desquiciarme de una vez por todas?
¡Pinche vida! Estoy harta de vivir atada a todas tus cautelas.